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Foto del escritorLa Semilla Del Ser

Cuando el “enemigo” es nuestro Maestro

Desde que llegamos al mundo hasta que nos marchamos cruzamos nuestro camino con muchas y diferentes personas.


Con algunas conectamos y con otras no. A veces, más que una falta de conexión experimentamos un verdadero choque o enfrentamiento y hasta aquí, nada nuevo. Estamos acostumbrados a tener amigos y enemigos y a actuar conforme a lo que recibimos de cada uno de ellos. Con un amigo nos abrimos, compartimos, lo damos todo, sacamos lo mejor de nosotros en otras palabras: actuamos con amor y desde el amor. Con los enemigos no pasa exactamente lo contrario: nos cerramos, nos protegemos, nos alejamos y si no podemos alejarnos entonces los enfrentamos, discutimos y sacamos por lo general lo peor de nosotros, en otras palabras: actuamos con el ego y a través el ego, por miedo.


Venimos de una era de dualidad en la que era normal ver a las personas y a las circunstancias como blancas o negras, positivas o negativas. Ahora, estamos rompiendo ese paradigma y transitando hacia una nueva era de conciencia y unión; estamos llegando a comprender que no hay experiencias (o personas) buenas o malas sino simplemente experiencias (o personas) que nos ayudan en nuestro proceso de evolución.

Mirando la vida con esta nueva óptica podremos comprender cómo ya no existe una real distinción entre “amigos” y “enemigos” porque ambos enriquecen nuestra existencia de vivencias y aprendizajes. Sin duda aprender de nuestros amigos nos resulta más agradable que aprender de nuestros enemigos pero eso no quita que ambos aprendizajes sean igual de valiosos.


Imagino que te estarás preguntando: ¿Cómo puede un enemigo ser un maestro para mi?


Lo primero que deberías hacer es darte a ti mismo tu propia definición de “enemigo”; por ejemplo, para ti el enemigo podría ser alguien que actúa contra tus propios intereses; alguien que ejerce algún control sobre ti y que no aceptas o no te gusta; alguien que te impone una injusticia; alguien que piensa de forma diferente que tu; y podríamos seguir horas completando la lista. Una vez que hayas definido quien es para ti un enemigo, entonces te será fácil recorrer con la memoria los varios “enemigos” con los que te has cruzado a lo largo de tu vida y hasta el día de hoy. El paso siguiente será entonces identificar cual o cuales enseñanzas hay detrás de cada “enemigo” con el que te has relacionado. Ten presente que cada uno de ellos vino a dejarte un aprendizaje y el ejercicio importante que hay que hacer es ir descubriendo cuales fueron ; ahora, hay muchos tipos de aprendizajes y no siempre es fácil lograr identificarlos. Por ejemplo, algunos enemigos actúan como un espejo para mostrarte la forma con la que tu NO harías las cosas. Al tener que lidiar con ellos, te das cuenta de que si tu estuvieras en su lugar, esa actitud que te molesta, no la adoptarías. Así que, si esa persona no te lo hubiera mostrado tan claramente, hubieras podido acabar actuando igual que ella estando tú en su misma posición; pero gracias a ella, has podido ver y comprender que esa actitud no es la correcta en ese tipo de situación.

¡Es observando lo que no queremos ser que definimos como vamos a ser!


Hay una frase de Khalil Gibran que creo que expresa plenamente este concepto:

“Del hablador he aprendido a callar; del intolerante, a ser indulgente, y del malévolo a tratar a los demás con amabilidad. Y por curioso que parezca, no siento ninguna gratitud hacia esos maestros”.


Aprender de nuestros “enemigos” puede ser duro, incómodo, y hasta doloroso. Por eso no es fácil sentir gratitud hacia ellos cuando los sentimientos que experimentamos con ellos son más bien turbulentos. Para que nuestras vivencias sean entonces más fluidas y suaves y para que podamos también tomar el control de nuestra vida, reduciendo las situaciones inarmónicas a las estrictamente necesarias, es importante que tomemos consciencia de esto: Atraemos hacia nosotros lo que necesitamos para aprender las lecciones que escogimos aprender cuando decidimos venir al mundo. Ahora, no tenemos porque llevar una vida entera de conflictos y sufrimiento; siempre tenemos el poder de revertir las situaciones si actuamos con amor. Tenemos el poder de transformar lo inarmónico en armonía a través de la consciencia y del amor. Así que, las personas con las que tenemos o hemos tenido conflictos, discusiones, enfrentamientos, etc, están jugando el papel que han venido a jugar para que podamos llevarnos unas cuantas lecciones aprendidas. Por eso tenemos que darles las gracias y reconocerlos por lo que realmente son: nuestros maestros.


Carola

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